viernes, 30 de enero de 2009

El Instituto: gente que va, gente que viene. (¡Ya soy de las mayores!)


El primer día de Instituto entré en un sitio nuevo. Iba mirando por todos lados, inquieta, intentando conocer cada rincón de aquel edificio, que para bien o para mal, parecía, que iba a ser “cárcel” durante seis años. Claro está, aquel día no se me pasó por la cabeza que tenía mucho tiempo para descubrirlo…Un hombre de aspecto serio y con cara de enfado empieza a hablarnos: la bienvenida, las normas del centro…Parece que nos está riñendo. ¿Es que ya hemos hecho algo malo?
Si el primer día me llamó la atención el edificio, el segundo me fijé en la cantidad de gente mayor que me rodeaba. “Todavía queda mucho para ser como ellos” pensaba. Y es que aún tenía en la mente las muñecas que dejé atrás unos años antes, esos sueños que todos tenemos de niños, y estaba todavía dentro de mi burbuja…¿Ya hace seis años de eso? Parece que no me he dado ni cuenta y ahora soy de las mayores del Instituto. Pero… ¿Cómo? Entré en 1º de la ESO siendo una niña y terminaré el bachillerato siendo una mujer. Comenzamos esta etapa de la educación divirtiéndonos con juguetes y saldremos jugando con personas. Poco a poco he ido madurando, teniendo nuevas ideas, nuevas inquietudes…
Año tras año ha ido aumentando el nivel de dificultad de las materias. ¿Qué fácil resultan ahora esas ecuaciones de primer grado cuando hace seis años era todo un mundo por resolver!...Ahora límites, derivadas, integrales… con lo bonito que resultaban esos número naturales ¿Pero si ahora en matemáticas hay más letras que números! ¿Es que el mundo se ha puesto al revés? He aprendido “mucho”, pero en relación con todo lo que existe, con todo lo que nos rodea, como decía Sócrates “solo sé que no sé nada”. Bueno, por lo menos un poquillo de cultura sí que tengo, que antes no sabía ni dónde estaba Budapest ni qué era la Revolución Francesa.
En esto de los estudios es importante la constancia, el día a día. Nadie es mejor que nadie. Cierto es que unos tienen más capacidad que otros, pero con esfuerzo todos podemos alcanzar las metas que nos propongamos y por eso siempre he intentado dar el 100% en los estudios. El día de mañana me beneficiará. Para mí sacar una buena nota en un examen es una buena recompensa, pero lo más importante es que he aprendido algo nuevo, el pensar que ahora sé algo más. No quedarme como una ignorante, sino querer saber y aprender algo nuevo cada día.
Los que piensan que el “insti” es una pérdida de tiempo, tarde o temprano, se darán cuenta de que estaban equivocados, y tal vez, ya no puedan dar marcha atrás. Estudios y diversión son compatibles, desde mi punto de vista. Gracias al Instituto he pasado muy buenos momentos. He conocido a mucha gente nueva: amigos que van y amigos que vienen, compañeros que van y compañeros que vienen. Quizás sin darte cuenta, vas dejando gente atrás, pero, ya se sabe, la vida da muchas vueltas. Me alegro, porque es mejor una vida llena de cambios que una vida monótona y me alegro que el “insti” me haya permitido conocer a alguien especial.
Aparte de libros y estudios hay mucho más. Siempre recordaré las excursiones, a Granada, a Mérida, a Salou…Aunque haya momentos que sea mejor borrar, pero es que todo no puede ser perfecto. Los buenos y malos momentos en las aulas, cuando nos reímos y cuando el “profe” se enfada con nosotros. Cada aula es especial, porque sus paredes han visto mil historias y a cada uno nos transmite una sensación o unos recuerdos distintos. Por supuesto no se me olvida mencionar los pasillos y las escaleras abarrotadas de gente, algo muy típico de este centro.
En cuanto a los profesores he aprendido mucho de ellos y me quedo con lo mejor de cada uno, sin olvidar a nadie. A veces se desprecia su labor, pero a mí me gustaría reconocer sus méritos, porque su profesión no es nada fácil. Siempre están ahí para enseñarnos algo nuevo y resolver nuestras dudas. Y la verdad es que, nos guste o no reconocerlo, tomamos ejemplo de ellos como personas también. Me acuerdo de profesores que ya no me dan clase o que han cambiado de centro y los echo de menos. Algunos se habían convertido casi en amigos…”profesores que van, profesores que vienen”.
Cada curso por el que he ido pasando me ha transmitido algo y me ha quedado una imagen global de cada uno de ellos: 1º de ESO, novedad, 2º de ESO, diversión, 3º de ESO, independencia, 4º de ESO, madurez, 1º de BTC, conocimiento, reflexión; y este curso…cuando acabe lo sabré. ¿Y a ti? ¿Qué te ha transmitido cada curso?
Podría seguir y seguir escribiendo, pues seis años no caben en este papel. Os he contado una mínima parte de mi experiencia aquí, pero lo más importante es que cada uno tenga la suya propia, su visión de cada año, sus anécdotas y todas y cada una de las cosas por la que ha pasado en el Instituto.
El año que viene, cuando ya no esté aquí, quizás añore esta etapa de mi vida que pasé de la mano en este centro. Dulce y amarga adolescencia de mi vida que nos da a los jóvenes tantos quebraderos de cabeza.

Virginia del Pino Fernández, 2º BTC
Noviembre de 2008

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