miércoles, 28 de marzo de 2012

Entrevista al Canijo de Carmona







El canijo de Carmona: “La chirigota da libertad para escribir
como se quiera, ya sea de forma crítica, irónica, mordaz o seria”
Las cinco y media de la tarde y los seis sentados en torno a una mesa de El teatro del arte, bonito nombre para una cafetería, pues se siente uno más inspirado. Aunque en ese momento hay más caras de ilusión y nerviosismo que de periodistas intrépidos. Cuatro especialistas en carnaval de poco más de dieciséis años repasaban el guión de la entrevista, con la falsa seguridad que da un folio doblado entre las manos y un par de profesores un poco mayores, que les daban confianza para ocultar su responsabilidad. A la hora indicada dejamos de mirar una silla vacía y pudimos saludar, con ganas y con miedos, a la figura que esperábamos Antonio Pedro Serrano, artísticamente El canijo de Carmona, una de las personas que más nos hace reír año tras año en los carnavales y día tras día en la radio. Las presentaciones ya están hechas, las ganas de preguntar ya no nos dejan más y comenzamos con las preguntas obligadas.
¿De dónde te viene el mote?
Lo de canijo es porque, aunque no os lo creáis, he estado muy canijo siempre hasta que dejé el deporte, y seguí comiendo lo mismo. De hecho, de pequeño me daban ferromicina para que engordara y un día me pasaría, como a Obélix, que me caí en el bote. (Las risas no se hicieron esperar). Lo de Carmona viene de mis inicios en el carnaval con Los pivitos. Lo hice con una plantilla de Carmona y con ellos me di a conocer en Cádiz.
¿Cómo empezó tu afición por el carnaval?
Recuerdo que, cuando tenía trece años, lo emitieron por la televisión y mis padres que lo conocían me llamaron para que lo viera, y me encantó desde el primer momento. Empecé con una chirigota en mi barrio, pero la verdad es que éramos muy malos, creo que he conseguido destruir todas las cintas que había de aquella época. (Dice entre risas y con cara de añoranza).
¿Se hereda la afición?
A mis padres les gustaba y al enseñármelo me despertaron el gusanillo; y a mis hijas también les gusta, aunque no es mi intención que se conviertan en unas expertas del carnaval, si ellas quieren que lo vivan y lo disfruten, pero es su camino.
¿Se puede vivir del carnaval?
No, eso es un bulo, ten en cuenta que somos de 12 a 15 personas, así que cuando te pones a repartir no es para tanto. Lo que sí es verdad es que te da buenas oportunidades, permite que te conozcan y puedas hacer otras cosas, gracias a esto yo trabajo en el programa de radio El pelotazo y hago guiones para Los morancos.
Entonces, ¿tienes otro trabajo?
Trabajo como funcionario de la Junta de Andalucía, soy ingeniero informático y, tras trabajar en varias multinacionales algunos años, decidí preparar las oposiciones y poder tener más tiempo para dedicar a mis niñas. (Sonríe y se le nota el orgullo en la mirada).
¿Suponen mucho esfuerzo los ensayos? ¿Vale la pena el sacrificio?
Sí, vale la pena (responde tajante). A mí es lo que más me gusta, además, gracias a las nuevas tecnologías puedo seguir los ensayos con cámara web y por ello me puedo permitir desplazarme a Cádiz tan sólo los viernes y sábados. Es necesario el contacto físico con el grupo para plasmar bien la idea y además yo lo disfruto mucho. No es todo el año, es solo de septiembre a febrero, el resto del año se escribe y se piensa.
Tus pasodobles son muy sentimentales, ¿no te planteas la comparsa?
He escrito algunas comparsas y fueron bien, pero no me divierte tanto como la chirigota. Además, la chirigota da la libertad de escribir como se quiera, ya sea de forma crítica, irónica, mordaz o seria.
¿Has dedicado alguna vez una letra a Carmona?
Sí, cuando estaba aquí con la chirigota del pueblo hicimos varias letras y este año teníamos preparada una para la final, pero no pudo ser.
¿Qué opinas sobre aquellos que piensan que el carnaval es de Cádiz y solo deberían participar gente de allí?
Creo que son un poco talibanes del pensamiento los que toman esa postura. Y además, después de la final, muchos de los que piensan así se ponen a dar vueltas por toda Andalucía cobrando, incluso modificando algunas letras. Es una postura hipócrita.
(Vista su sinceridad, empezamos a saltarnos el guión y a preguntar lo que siempre hemos querido saber, nos echamos hacia delante y nos atrevemos a tocar temas peliagudos).
¿Y sobre la venta de entradas de la final?
Es absurdo y antiguo, habría que ponerlas en Internet y por teléfono, en Cádiz también se tiene acceso a Internet y además habría más posibilidades para el resto del mundo. Así nos dejaríamos de que se tengan que hacer colas de 12 horas y no ofreceríamos espectáculos que después las televisiones nacionales aprovechan para criticar a Andalucía.
¿Por qué tuvo que formar la chirigota con personas de Cádiz en vez de seguir con los de Carmona?
La verdad es que me cansé de hacer siempre lo mismo, necesitaba una aventura nueva y surgió una oportunidad con un grupo muy joven, la mayoría tenían sólo 16 ó 17 años y me atreví a dar el paso. Fui valiente y me fui. Tuve tentaciones de gente más conocida, pero no era lo que quería, me apetecía hacer cosas nuevas y aventurarme en un proyecto propio. Además tuve la suerte de contar con Tino Tovar en el proyecto.
En las comparsas siempre hay muchas disputas: ¿Por qué en las chirigotas hay tan buen rollo?
Creo que la comparsa toca más el ego, el trabajo de las chirigotas es más sencillo, el que debe ganar es el que más haga reír a la gente. Además nos conocemos todos, con algunos de los otros autores trabajo a diario por lo que nuestra relación es muy buena.
¿A qué autor admiras más?
A Martínez Ares, aunque me gusta mucha gente de la calle, agrupaciones que trabajan muy bien, son muy atrevidos, rozan el surrealismo y me encantan, gente como Los gatifor o Los del mármol.
¿Qué opinas del otro carnaval, el que no sale en Canal Sur ni pasa por el teatro Falla?
El concurso es importante, le da mucha publicidad, pero el carnaval de calle es genial. Yo suelo cogerme toda la semana de vacaciones para disfrutarlo porque me encanta estar en Cádiz.
¿Cómo surgió la idea del tipo de este año?
Ya la tenía desde lo de los espermatozoides, pero no veía la forma de llevarlo a cabo: Hay muchas veces que una idea se tiene en la cabeza y pasan años hasta que se puede desarrollar. En este caso fue la persona que se encarga de elaborar los vestuarios la que me enseñó unas imágenes de Buenafuente en la que salía un disfraz parecido y me encantó.
¿Cómo decides quién no canta?
Eso es una decisión técnica, lo decide el director de sonido, Rubén. No todos podemos cantar y hay que decidir. Este año era muy fácil que se viera el que no cantaba, metiendo el pie en la boca. (Hace el gesto y todos reímos recordando el momento).
¿Estabas confiado en llegar a la final?
No, hubo filtraciones y ya nos habían comentado que íbamos cuartos.
¿Qué crees que ha fallado este año?
Las puntuaciones son publicadas, así que hemos podido ver que donde menos puntos obtuvimos fue en el pasodoble dedicado a Manuel Fraga. Quizás era políticamente incorrecto, teniendo en cuenta la composición del jurado. Creo que se deberían dejar aparte los temas políticos a la hora de valorar. Siempre he intentado ser libre y he criticado y disparado a todo el mundo por igual, según mi punto de vista, aunque este no agradara a todo el público.
(Nos dejamos llevar por el clima de confianza que el canijo nos ha ofrecido y nos atrevemos a hacer preguntas más comprometidas).
¿Quién creías que iba a ganar este año en chirigota y comparsa?
Sinceramente los que han ganado, pero en comparsa habría invertido el orden en que quedó la final.
¿Cómo decides los temas de los que se van a hablar?
Cada autor tiene su metodología. Yo soy informático y lo hago como en mis proyectos. Intento identificar todas las variables posibles y elaboro un mapa con los temas que creo que es mejor tocar. También procuro relacionar el tema del que hablo con el tipo, por ello, cuando pienso en él, a la vez tengo en cuenta las posibilidades que me da para expresar lo que quiero.
¿Qué parte del repertorio es más difícil de crear?
Por longitud, el popurrí, ya que hay que enlazar muchas cuartetas y temas; sin embargo, el cuplé es difícil por lo contrario, pues en pocos renglones hacer reír es muy difícil, y mucho más, en Cádiz.
Cuando escuchamos su pasodoble parece que estás contando un cuento. ¿Cómo se consigue transmitir eso al cantar?
Intento que mis letras se entiendan fácilmente, porque creo que transmito a todo el público lo que pienso. Sobre todo intento evitar los temas de prensa rosa, pues bajo mi punto de vista empobrecen el carnaval; aun así hicimos una excepción el año pasado dedicándole un cuplé a un personaje de Gran Hermano, por el que acabamos saliendo hasta en la revista Interviú.
¿Qué se escribe antes, letra, música…?
Primero se escribe la música y luego se va adaptando. Aunque en mi caso, como las melodías me suelen llegar tarde, suelo tener bocetos de las letras. En el proceso las dos componentes se va realimentando.
¿Lo haces solo o es el trabajo de un equipo?
Me gusta que la gente del grupo las lea porque todo el mundo tiene que confiar en las letras, no se defiende igual algo en lo que crees que algo impuesto, aunque la última palabra la tengo yo: tengo mucho olfato para estas cosas y ellos lo saben. Además, hacemos la prueba con gente de fuera para ver el resultado, antes del examen final, que es el Falla.
¿Cuál de tus chirigotas te ha dejado más satisfecho?
Ricas y maduras, del año pasado, quizá por la complejidad de hacer el repertorio, era una idea muy surrealista y arriesgada. El año de Los Juan Palómez obtuvimos el primer premio y muy buena crítica pero me resultó más fácil la creación.
¿Crees que el tiempo pasado fue mejor?
No, hay clásicos inmortales pero en el carnaval nadie es imprescindible. En Cádiz siempre aparece gente nueva que te sorprende, unos años están bien unos, otros años otros, lo bonito del carnaval es que siempre hay alguien que lo hace bien. Es una fiesta que permite decir cosas que normalmente no se salen en los medios y además que se entere mucha gente. Es el programa más visto del año, más que los partidos de fútbol, llegamos a mucha gente.
Este año ha habido muchas innovaciones, ¿te han gustado?
A mi juicio este año ha habido una gran innovación que es la de La serenísima. Es muy bueno que haya gente que se atreva a hacer cosas diferentes porque, aunque algunas no tengan gran repercusión, siempre se van a sacar cosas positivas. Y lo bueno se queda.
¿El criterio del jurado depende del deseo de renovación que tiene el público o sólo se tiene en cuenta el trabajo que se ha realizado ese año?
Cada año se cambia el jurado y, por tanto, depende mucho de las personas. Partiendo de la confianza en la honestidad del jurado, lo ideal es que sea mixto, heterogéneo, porque de esa forma se tienen diferentes puntos de vista; debe representar a todos. Es verdad que el público parece que no quiere ver ganar dos años seguidos al mismo, pero el jurado no debe mirar eso, se deben ceñir a sus criterios. De todas formas el mejor jurado es la gente.
¿Serías jurado?
No, no, me gusta más cocinar que solo probar. (Nos dice mientras sonríe por el tono de acoso y derribo que muestran ya los entrevistadores, metidos en su papel).
Salimos a la calle a hacer algunas fotos en la puerta del mítico teatro Cerezo y descubrimos el cariño que desprende el entrevistado, no hemos dado ni un paso cuando la gente se acerca a saludar y a hablar con el que se está convirtiendo en un icono de este pueblo. Ya nos había conquistado el personaje de carnaval pero durante la entrevista nos dejamos encantar por la persona, es fácil reírse con él. Y es que hay que ser muy inteligente para meterse en los pensamientos ajenos y provocar la carcajada. Y, por si no nos tenía bastante encantados con la entrevista, nos invitó a que asistiéramos a un ensayo del año que viene. No hay que decir la ilusión que despertó en nosotros. El compromiso está hecho, el año que viene, en diciembre, tenemos excursión a Cádiz para ver un ensayo del grupo, vamos a ir haciendo hueco en la agenda.
Queremos y debemos agradecer a El Canijo de Carmona que nos haya dado la oportunidad de compartir un rato escuchando sus vivencias y aprendiendo de su experiencia. Si las personas que tienen tanto que ofrecer no se refugiaran en sus despachos y salieran a la calle, a los colegios, a las plazas para compartir su sabiduría, su esfuerzo y su forma de ver la vida, el aprendizaje cobraría valor y las enseñanzas llegarían de forma real a todos.

Ana Ruiz, Juan Carlos, Felipe e Hierro

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