jueves, 17 de mayo de 2012

EURÍPIDES NO TE SOFOCLES QUE TE ESQUILO

Las reglas nemotécnicas son el sumum de la Educación. Sin ellas no podríamos existir. En algunas facetas de nuestra vida son francamente imprescindibles, aunque las CCBB quieran acabar con ellas de forma hostil.

La increíble frase: “Eurípides no te Sófocles que te Esquilo” es una de las más ingeniosas, y está recomendada para recordar a los precursores de la tragedia griega.

Sí, la tragedia griega no viene de ahora; sino que ya en el 500 antes de Cristo ya daba sus coletazos, por mucho que los periódicos quieran echarle la culpa a sus políticos corruptos, a los mercados y otros entes maquiavélicos.

 A mediados de abril, el Departamento unipersonal de Filosofía (Eugenia) organizó una excursión a Itálica al objeto de ver la representación de “Áyax” en el Teatro Romano. Y allá que nos fuimos de acompañantes Gracia (Inglés) y Miguel (Tecnología), para llevar a nuestros alumnos/as de Bachillerato, ávidos de conocimiento y nuevas experiencias.

 Realmente fue una experiencia inolvidable, aunque no muy motivadora para continuar la afición al teatro clásico. Y es que ya lo avisó Eugenia: “Llevarse una gorrita para protegerse del sol”.

Y como es normal casi nadie llevaba ni gorra, ni agua ni nada. Y pese a que el dicho popular dice: “abril, aguas mil”, lo que verdaderamente nos encontramos en aquel abarrotado teatro fue: “abril, sol febril”. Pues a mediodía hacia una calor sofocante que provocó que mi debut con respecto al teatro greco-latino fuera escuchar a una chillona Atenea por las calles de Santiponce buscando agua fresquita para todos nuestros pupilos.

Entre tanto estrés térmico la obra de Sófocles sofoclaba cada vez más nuestro interés por el espectáculo, estando más pendientes de beber agua, de coger postura fresquita o de qué pasaba más allá del escenario con la hormigonera y los operarios de la obra de remodelación.

De todas formas, “el show debía continuar” y a un héroe Áyax que yacía solemnemente muerto en medio del escena vino corriendo a socorrerlo Tecmesa, su mujer. Pero como los dioses no estaban de su parte, esta mujer fue a dar con todas sus delanteras y posaderas resbalando por la tarima del escenario. Esto como es lógico provocó las risas de todo el respetable, ansioso porque aquello terminara pronto o en su defecto, cogiera un rumbo un poquito más jovial. No pudo ser.


Total que nadie murió de calor, pero todos aprendimos una importante lección: “Si vas al teatro greco-latino a las 12 del mediodía hay que llevarse mínimo una gorra y una buena neverita llena de refrescos…sobre todo, si vas a ver una de Sofocles, que son las que más sofoco dan”.

Miguel Bohórquez. Profesor de Tecnología.

1 comentario:

  1. Que buenos recuerdos me trae esa frase, las hermanas del Santo Angel me la enseñaron y hoy dia con 50 años aun la recuerdo como si fuera ayer.

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