domingo, 22 de febrero de 2009

AÑORANZA DE LO TRADICIONAL


Todos los veranos cuando vamos para la playa, antes de llegar al Cabo de Gato, a lo lejos vemos esa inmensa manta blanca de plásticos. Tengo que reconocer que la primera vez me extrañó pero a la misma vez me asombró, porque pude entonces ver y entender como es esa forma de cultivar actual de la que tanto se habla y que debido al tipo de vida que llevamos ha reemplazado a la tradicional y ecológica convirtiendo ésta en casi un lujo. Y también puedo entender también por qué Pedro, el frutero de al lado de mi casa, tiene un sitio reservado en su tienda para estos productos que “trae el hortelano”, como él los llama. Cierto es que se agotan nada más empezar el día, y es lógico; la lechuga, por ejemplo, tiene el mismo sabor que tenía la que compraba mi madre cuando mis hermanos y yo éramos pequeños. Mientras preparaba la comida nos cortaba el troncho, nos lo reservaba en agua y nos lo daba cuando llegábamos del colegio, porque sabía que nos encantaba crudo…

Eva María Ojeda Gómez
Alumna del curso para las pruebas de acceso a ciclos formativos de grado superior.

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