Uno año más, el viaje final de
curso de los alumnos de 4º de ESO consistió en un Crucero por el Atlántico y el
Mediterráneo, visitando ciudades como Málaga, Cádiz, Casablanca, Lisboa ,
Valencia y Barcelona. Dicho viaje lo realizamos los días del 23 al 29 de Marzo
del presente año, siete días de aventura, diversión y convivencia.
Viajamos con la empresa Costa
Cruceros, en el barco Costa Pacífica (año de construcción 2009). Fuimos 3.700 pasajeros
de diferentes países, atendidos por más de 1.300 tripulantes.
Embarcamos en Málaga y nos
fuimos, cruzando el estrecho de Gibraltar, a Casablanca. En esta hermosa
ciudad, con más de cinco millones de habitantes y corazón económico de
Marruecos visitamos la Mezquita de Hassan II, que es la segunda más grande del
mundo después de la Meca, con un Minarete que reproduce la Giralda de Sevilla,
pero mucho más alto (172 metros). También visitamos el Zoco, el puerto
deportivo, los barrios nobles de la ciudad, el antiguo Palacio de
Justicia, el Palacio Real en el que se
encontraba en esos momentos el monarca alauita Mohamed VI y la Catedral
Católica de Notre Dame de Lourdes con
sus enormes vidrieras. Otras costumbres, otra forma de ver la vida, otros olores
y sabores… nos dieron la bienvenida y nos impresionaron sobremanera.
De Casablanca, cruzando de nuevo el estrecho, navegamos hasta Cádiz. ¿Qué decir de esta antigua ciudad?. Destacamos sobre todo su Catedral, sus calles, el ambiente, sus gentes que son las nuestras, el Oratorio de san Felipe Neri (s. XVIII) donde las Cortes de Cádiz aprobaron la primera Constitución Española de 1812, conocida como la Pepa, y el Teatro Falla símbolo de los carnavales.
De Cádiz navegamos hasta nuestro
vecino país de Portugal para visitar Lisboa (Portugal) y Estoril donde se
encuentra uno de los casinos más famosos del mundo. En Lisboa visitamos su monumento más
emblemático, el Monasterio de los Jerónimos (s. XVI), que se construyó para celebrar
el regreso de la India del famoso descubridor y explorador portugués Vasco de
Gama. En su interior nos encontramos las tumbas de Vasco de Gama y del famoso
escritor Luis de Camöes y en su claustro la tumba del gran poeta Fernando
Pessoa. También visitamos: la famosa Torre de Belén (s. XVI) que sirvió como
centro de recaudación de impuestos a todos los barcos que entraban en la
ciudad; la conocida avioneta que cruzó por primera vez el Atlántico Sur en
1922, de Lisboa a Río de Janeiro; el monumento Homenaje a los Descubridores
para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante; su pequeño y
viejo tranvía aún en funcionamiento y necesario para poder visitar los altos y
empinados barrios de la ciudad.
Después de un día entero de
navegación y tener la cena con el Capitán volvimos a desembarcar en Valencia,
penúltimo día de crucero. La mar estaba espléndida, tranquila e inmensamente
azul, daba gusto estar en cubierta disfrutando de la temperatura y de las
vistas. En Valencia, la ciudad de las Artes y las Ciencias, nos montamos en una
noria gigante, que se encontraba a orillas del puerto, para ver su
majestuosidad y modernidad. Y de Valencia a Barcelona donde desembarcamos
rápidamente para tomar el autobús de vuelta a casa. La vuelta fue rápida ya que
el sueño se apoderó de nuestros cuerpos y así aún sintiendo el balanceo de las
olas en nuestro interior hicimos el regreso sin pesadez.
Además de todo lo anterior hay
que tener en cuenta todo lo que vivimos a bordo del barco: el teatro, la
gastronomía amplia y variada, el atento servicio, los diferentes espectáculos,
las cafeterías y bares con música en directo de diversos estilos, sus lujosas
tiendas, la discoteca, su gimnasio, sus fotógrafos, sus restaurantes, todas las
actividades que se recogían en el diario de a bordo… todo ello contribuyó para
que la estancia en el barco nos fuera amena y divertida en todo momento.
Y llegamos al final… a pesar de
los mareos, de algunas incomodidades, de la falta de sueño y otros problemas
que nos cuesta ya recordar… creemos que el esfuerzo ha merecido la pena. Todo
lo vivido y experimentado nos acompañará siempre… Esto es todo. El resto, que
es mucho más, queda en nuestro recuerdo y memoria… CIAO, CIAO, CIAO.
Juan Manuel Rodríguez
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