El pasado día 13 de abril, los alumnos de 1º de Bachillerato de Ciencias Naturales, los de 3º ESO C, la profesora de Plástica y yo ( la de Biología y Geología) emprendimos un viajecito hacia tierras onubenses. Partimos con una cortina de niebla en el horizonte que nos animaba a presagiar una tarde de paseo, paramos en La Rocina y allí respiramos el aire de la marisma y los efluvios de la manteca colorá. La niebla se disipó y en su lugar apareció un sol tímido acompañado por una corte de gordas nubes enfadadas. Un aldeano vaticinó, que aquello, que venía de Portugal, era indicio de lluvia segura en la tarde, porque siempre, dijo muy seguro, que vienen (las nubes enfadadas) de Portugal, termina por llover.
Con carita de decepción nos subimos de nuevo en el autobús y pasamos un rato en el Palacio del Acebrón...¡qué niños!¿no saben que esto es un museo?...
Para comer llegamos hasta El ACEBUCHE y allí entramos en algunas casitas de madera de las destinadas a ver pájaros y observarlos sin que ellos lo sientan así.
A las tres de la tarde ya estabamos montados en los cuatro por cuatro, que no eran tales, sino unos microbús de veintiuna plaza un poquito más alto de lo normal, desde allí pudimos ver la inmensidad de la playa acotada y las enormes dunas que dejaban pequeños a los pinos. El sol salió imponiendo su voluntad y su brillo sobre aquel que dijo que llovería seguro, que para eso es el Astro Rey ( y que no nos falte). En un maravilloso paisaje, con menos animales de los que queríamos ver, pasamos las horas que restaban hasta el regreso. El mar, intenso, apacible acompañado de numerosas gaviotas y correlimos, el horizonte inacabable y la arena dorada dibujando surcos al compás del viento.
Fue un día precioso, sobre todo porque vi en los ojos de todas o todos, la sonrisa del que está disfrutando del día en toda su intensidad.
¿REPETIMOS?
No hay comentarios:
Publicar un comentario