Escriben pensando en lo que ha sido, en lo que su memoria les dice que vivieron. Han querido dejar su testimonio del tiempo en que fueron o estaban dejando de ser alumnos y alumnas de nuestro Instituto. No siempre, quienes se van, olvidan los años (buenos o malos) que aquí pasaron. “El Arrabal” forma ya parte de sus biografías.
Para nosotros, profesores y profesoras (y me imagino que para toda nuestra Comunidad escolar), que hemos “cursado” más de una Secundaria, más de una Formación profesional y más de un Bachillerato entre estas aulas, talleres y pasillos, nos resultan de sumo interés este tipo de recuerdos. Somos (o debemos serlo) conscientes de que los resultados de nuestra tarea profesional (para bien o para mal) no acaban entre estas paredes, con las firmas de unas actas que dan opción a un Título académico. Los frutos de nuestro trabajo se recogen, después, maduros o frustrados, al cabo de los años.
Es por lo que recibimos, como agua de mayo, este tipo de colaboraciones en nuestro periódico: para intentar tener una mínima referencia de adónde fueron a parar nuestros, y vuestros, esfuerzos. Necesitamos saber, tener alguna idea, qué fue de vosotros, qué os quedó de aquella etapa de vuestra vida que fue, o está acabando de ser, el Instituto. Ese Instituto, que mirado con detenimiento, en plan de “greguería”, tiene toda la pinta de un río, de una corriente contínua, de jóvenes que va a desembocar en el mar de la vida adulta.
Sería de gran satisfacción tener esa visión, reflexiva y destilada por el tamiz de los años, de los que por aquí pasaron. Envía tus testimonios al Blog.
Mi Experiencia en El Instituto. Miriam Rosendo
(para verlo mejor pulsa Fullscreen)
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