El libro misterioso
Coordina: ALBERTO JIMÉNEZ GARCÍA
Participan: alumnos de 1º de ESO-A
Capítulo 1 Un día de mucho frío
Era 23 de diciembre. Los alumnos del instituto Arrabal esperaban emocionados las vacaciones de navidad. Las estufas estaban puestas en todas las clases, bueno, en todas no. En el aula de 1º de ESO-A las estufas estaban rotas, no llegaban a calentar . Los alumnos se morían de frío y no podían hacer bien los deberes.
Jesús González, decía que no podía escribir, que se le habían congelado los dedos. Las botellas de agua que llevaban los alumnos se convirtieron en botellas de hielo . El ordenador se había quedado congelado. ¡Y hasta a Javier, inteligente en todas las asignaturas, le salió mal el control de matemáticas por culpa del frío!
Vosotros creeréis que ya no podría ser peor, pero lo fue. Tuvieron que salir al recreo a 2º bajo cero. Dani estaba resfriado y cada vez que pretendía darle un bocado a su bocadillo estornudaba. La nariz de Ernesto, un chico valiente e inquieto, estaba tan roja que parecía una bola de navidad.
Se acabó el recreo y cuando entramos en clase las estufas seguían rotas. La conserje les había dicho que a las estufas no les ocurría nada. La clase entera estaba confundida, algunos decían que era cosa de magia, bromeando, y algo de razón tenían.
Después de educación física tocaba religión. Al entrar en clase y acercarse a la mesa del profesor vieron un libro muy gordo y extraño. Las hojas eran muy gruesas y de un color amarillento. Éstas estaban rotas por los filos. La pasta estaba hecha de piel escamosa que parecía de dragón. En la portada estaba bordado el título : El Secreto del Lago Ness. De George Nesi .
Pablo, un compañero, cogió el libro . Enseguida Rocío Almayones se lo arrancó de las manos y abrió la primera página. Vio que en ella había escrito un mensaje y comenzó a leer en voz alta :
- “De entre aquellos que lean este libro sólo cinco serán los elegidos para encontrar el mayor tesoro del mundo”.
Roció se quedó estupefacta, al igual que el resto de la clase. Hubo diez segundos de silencio, hasta que llegó el profesor de religión. Alberto cogió el libro y se lo escondió en la mochila.
- “Siento el retraso”. - Dijo el profesor .
Cerró la puerta y las ventanas, como si no quisiera
que nadie excepto la clase se enterara de lo que estaba a punto de decir.
- “Hoy no vengo para daros clase .Debo enseñaros un libro muy peculiar, pero ahora no se dónde lo he metido”.
Entonces Alberto, sorprendido y asustado, sacó el libro y se lo dio al profesor.
- Bueno, ya veo que lo habéis visto, dijo el profesor . Yo encontré este libro hace muchos años, cuando viajé a Escocia para visitar el lago Ness. En la orilla me lo encontré y me lo quedé. Cuando llegué a mi casa me lo leí prácticamente sin pestañear, y al conoceros me he dado cuenta de que sois vosotros los elegidos.
- “¿Pero qué tenemos que hacer para encontrar el tesoro?”- Preguntó Pilar.
- “Debéis completar con éxito las pruebas que os encomiende el libro. Sólo cinco personas conseguirán superar todos los retos y podrán encontrar el tesoro” – dijo el profesor.
- “¿Y cómo vamos a completar las pruebas sin que se enteren nuestros padres ?” – preguntó Rocío Moya.
- “Les he dicho a vuestros padres que os voy a llevar de excursión a Gran Bretaña durante toda la Navidad”.
Cuando llegó el día de la excursión, todos los alumnos se despidieron de sus padres se montaron en el avión y partieron. Nada más llegar al aeropuerto se reunieron con el profesor de religión y comenzó a leerles la segunda página del libro:
- “Querido amigos: si queréis encontrar el tesoro, tendréis que superar la primera prueba, que será en el monte Olimpo . Debéis robarle a Zeus uno de sus rayos y completaréis la primera prueba”.
- Bueno chicos, nos vamos de Gran Bretaña para Grecia”. -Dijo el profesor al finalizar la lectura.
Sorprendentemente cogieron otro avión, dirigiéndose a un futuro incierto pero a la vez apasionante.
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