Bien tempranito, a eso de las ocho menos veinte del viernes 9 de
mayo, nos vimos en el paseo 16 alumnos y un profesor para coger el autobús de
Casal. Ese día, mientras muchos sevillanos dormían después de una noche de
jueves de feria, nosotros, que somos muy deportistas, nos disponíamos a darle a los pedales visitando Sevilla
montados en bicis.
El autobús nos dejó cerca del parque y allí nos esperaban Sergio,
nuestro magnífico guía, Mauricio,
encargado de la logística, 19 bicis y 19 cascos. Era una magnífica mañana de
mayo y todavía se estaba fresquito. Sergio nos dio las normas: el casco puesto,
de uno en uno por el carril bici, nos esperamos en los semáforos y empezamos a
andar cuando Sergio toque el pito.
Comenzó la visita turística por Sevilla y nos hablaron de la expo
del 29 en la plaza de América y alguna alumna recordó el día en que sus padres
la trajeron a darle de comer a las palomas. Allí vimos el Pabellón Mudéjar, que
es parecido al Alcázar y es museo de
Artes y Costumbres Populares, enfrente estaba el Museo de Arqueología, edificio
que en principio estaba destinado para ser Palacio de las Bellas Artes en la Exposición Iberoamericana
y que algo recuerda al Ayuntamiento de Sevilla, también pudimos observar el
Pabellón Real que asemeja algo a la Catedral en lo gótico.
Aníbal González se esforzó en plasmar en los edificios de esa plaza el estilo
de los principales monumentos sevillanos. Los alumnos escuchaban atentamente o
al menos lo parecía y de vez en cuando participaban cuando Sergio preguntaba
algo.
Cogimos de nuevo las bicis y nos fuimos a la plaza de España,
pabellón de España de la
Exposición, su forma semicircular simula el abrazo a los
pueblos iberoamericanos que se acercan a Sevilla por el Guadalquivir, río al
que se llega bien derecho desde allí por la avenida Rodríguez de Casso. En esta
plaza, que es espectacular y que estaba llena de guiris y de gitanas vendiendo abanicos, están representadas todas
las provincias españolas por orden alfabético desde Álava hasta Zaragoza y se construyó haciendo gran uso del ladrillo
visto, artesonado, hierro forjado y repujado, mármol y cerámica, que es
industria muy sevillana. Visitamos la representación de la provincia de Huelva y en los azulejos
aparecía Colón en el Puerto de Palos; estaba con dos frailes del monasterio de la Rábida, a los que Colón
conocía pues les había pedido su ayuda para convencer a los Reyes Católicos
para que le financiaran el viaje, ya que los monjes tenían acceso directo a la
corona por ser confesores reales pues para todo en esta vida hacen falta
influencias. En la plaza hay un canal con barquitas, acordaros que Perales quería ser marinero de la Plaza España, ese canal lo
cruzan cuatro puentes que representan los cuatro reinos: Castilla, León, Aragón
y Navarra.
Seguimos nuestro camino matinal para visitar la glorieta de
Bécquer que se levantó por iniciativa de los hermanos Álvarez Quintero en 1911,
el monumento rodea a un gran árbol que es un ciprés de los pantanos o taxodio
originario del Mississipi. Bécquer, poeta romántico, conocido por sus rimas y
sus leyendas, murió a los 34 años en 1870, el árbol del monumento se plantó ese
mismo año. El monumento lo forman, un pedestal de mármol con el busto de
Bécquer, copiado de un retrato que pintó su hermano Valeriano, dos esculturas de
bronce que representan al Amor herido y a un Cupido joven y tres figuras de
mujer de mármol blanco sentadas en un banco, sus caras reflejan tres fases del
amor: el amor que llega, la ilusión; el amor que se vive la pasión y el amor
que pasó, el desengaño. El amor que pasa, como en su rima “Los invisibles
átomos del aire”
Rima X
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías,
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran... ?¿Qué sucede?
¿Dime?
¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
Nos despedimos del parque y su poesía y nos metimos en el carril
bici, desde ese momento había que estar más atento al tráfico y de uno en uno, ya
que llevábamos un rato bueno a nuestra
bola tranquilamente con las bicis. Lo
primero que fuimos a ver fue la
Universidad, antigua fábrica de tabacos, actual facultad de
Filología y Geografía e Historia. Sergio nos hablo de la historia del edificio
y salió a relucir Carmen la cigarrera presumiendo por la calle.
Lo siguiente que tocaba era ver la fachada del Palacio de San
Telmo, antigua Universidad de Mareantes, Colegio de la Marina dónde ingresó
Bécquer en 1846, palacio de los duques de Montpesier en 1849, seminario en 1901
y actual sede oficial de la presidencia de la Junta de Andalucía. Pasaron unos japoneses y se
hartaron de hacernos fotos.
Cruzando la puerta de Jerez y por la Avenida de la Constitución llegamos
hasta la plaza del Triunfo, eras las once y la gente tenía ya hambre, así que descansamos
un poquito de los cascos, aparcamos las bicis, ¡qué bonitas quedaban las 19
bicis todas juntitas! y nos fuimos a tomar algo a un restaurante que tenía una
M grande amarilla en la puerta.
A eso de las doce menos veinte nos metimos en el barrio de Santa
Cruz, antigua judería, pasamos por la plaza de Doña Elvira rodeados de turistas
y mesas de restaurantes, en aquella plaza vivió según la leyenda aquí estaba la
casa de Don Gonzalo de Ulloa, padre de la Doña Elvira. De allí
salen dos calles, una de ellas se llama calle Vida y la otra calle de la Susona (antes calle muerte)
y todos estuvimos escuchando atentamente la historia de la desgraciada Susona
que era una hermosa judía hija de Diego Susón y que estaba enamorada de un
cristiano muy principal con el que se
veía a escondidas de su padre ya que, cuando éste se acostaba, ella todas las
noches salía y se veía él, pero una noche, cuando se disponía a salir, oyó
conversaciones de su padre con otros judíos y supo que estaban preparando un
levantamiento y que, entre otras cosas, pensaban matar a su novio. Ella tenía
ante sí un grave dilema, si avisaba a su novio su padre sería acusado de
traición y ajusticiado, pero si no le contaba nada, su amante moriría en el levantamiento;
la bella Susona se lo acabó contando todo a su amante y como consecuencia su
padre fue ahorcado en Tablada y su amante, para más desgracia, la abandonó pues
le dijo que si ella había sido capaz de traicionar a su padre, igualmente algún
día podría traicionarle a él. Susona, arrepentida y desdichada, se convirtió al
cristianismo y se ocultó en un convento y cuando murió y abrieron su testamento
encontraron una cláusula que decía: “Y
para que sirva de ejemplo a las jóvenes y en testimonio de mi desdicha, mando
que cuando haya muerto, separen mi cabeza de mi cuerpo, y la pongan sujeta en
un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás.” y la
cabeza de Susona fue puesta sobre la puerta de su casa y la calavera permaneció
allí por lo menos desde finales del siglo XV hasta mediados del XVII por esa
razón su calle se llamó calle de la
Muerte y se le cambió el nombre en el siglo XIX por el de
calle Susona que es como se llama ahora.
Volvimos a coger las bicis y Mauricio nos hizo una foto cerca de
la catedral, de allí nos fuimos al río y lo primero que vimos fue la Torre del Oro llamada así
porque sus azulejos amarillos brillaban como el oro, construida como defensa,
ahora es Museo Naval. Nos aprovisionamos de agua y nos fuimos a darle a los
pedales por la orilla del río, pasamos por debajo del puente de Triana, diseñado por ingenieros franceses y que sustituyó
al puente de barcas que había antiguamente. A partir de ese momento si que teníamos
que ir ligeritos pues debíamos coger el
autobús de las dos, así que llegamos hasta el jardín americano de la expo 92 dándole
que te pego a los pedales y pasamos por una pasarela de madera a unos metros
metidos de la orilla, daba la sensación de que íbamos por el medio del río.
De nuevo de vuelta al parque a eso de la una y media, después de tanta
bici el personal tenía ya calor y ganas de meterse en el autobús con el aire
acondicionado. Nos despedimos de Sergio y de Mauricio y terminamos nuestra
excursión. Fue una buena mañana de viernes por el carril bici de Sevilla.
Alumnos de 1º de Bachillerato de Ciencias y Tecnología
Esperando las bicis
Sergio nos explica las normas
Probando las bicis
En la plaza de América, al fondo el museo de artes y costumbres populares
En la plaza de España
Al maestro le tocó un casco rojo.
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar
Va Carmen la Cigarrera presumiendo por la calle
Desayuna típico andaluz en Mc Donald
Susana, escucha,... nada que hemos venido a ver tu casa.
Susona perdió la cabeza por amor
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