lunes, 12 de mayo de 2014

Pedaleando por Sevilla




Bien tempranito, a eso de las ocho menos veinte del viernes 9 de mayo, nos vimos en el paseo 16 alumnos y un profesor para coger el autobús de Casal. Ese día, mientras muchos sevillanos dormían después de una noche de jueves de feria, nosotros, que somos muy deportistas, nos disponíamos  a darle a los pedales visitando Sevilla montados en bicis.

El autobús nos dejó cerca del parque y allí nos esperaban Sergio, nuestro magnífico guía,  Mauricio, encargado de la logística, 19 bicis y 19 cascos. Era una magnífica mañana de mayo y todavía se estaba fresquito. Sergio nos dio las normas: el casco puesto, de uno en uno por el carril bici, nos esperamos en los semáforos y empezamos a andar cuando Sergio toque el pito.

Comenzó la visita turística por Sevilla y nos hablaron de la expo del 29 en la plaza de América y alguna alumna recordó el día en que sus padres la trajeron a darle de comer a las palomas. Allí vimos el Pabellón Mudéjar, que es  parecido al Alcázar y es museo de Artes y Costumbres Populares, enfrente estaba el Museo de Arqueología, edificio que en principio estaba destinado para ser Palacio de las Bellas Artes en la Exposición Iberoamericana y que algo recuerda al Ayuntamiento de Sevilla, también pudimos observar el Pabellón Real que asemeja algo a  la Catedral en lo gótico. Aníbal González se esforzó en plasmar en los edificios de esa plaza el estilo de los principales monumentos sevillanos. Los alumnos escuchaban atentamente o al menos lo parecía y de vez en cuando participaban cuando Sergio preguntaba algo.

Cogimos de nuevo las bicis y nos fuimos a la plaza de España, pabellón de España de la Exposición, su forma semicircular simula el abrazo a los pueblos iberoamericanos que se acercan a Sevilla por el Guadalquivir, río al que se llega bien derecho desde allí por la avenida Rodríguez de Casso. En esta plaza, que es espectacular y que estaba llena de guiris y de gitanas vendiendo abanicos, están representadas todas las provincias españolas por orden alfabético desde Álava hasta Zaragoza  y se construyó haciendo gran uso del ladrillo visto, artesonado, hierro forjado y repujado, mármol y cerámica, que es industria muy sevillana. Visitamos la representación  de la provincia de Huelva y en los azulejos aparecía Colón en el Puerto de Palos; estaba con dos frailes del monasterio de la Rábida, a los que Colón conocía pues les había pedido su ayuda para convencer a los Reyes Católicos para que le financiaran el viaje, ya que los monjes tenían acceso directo a la corona por ser confesores reales pues para todo en esta vida hacen falta influencias. En la plaza hay un canal con barquitas, acordaros que  Perales quería ser marinero de la Plaza España, ese canal lo cruzan cuatro puentes que representan los cuatro reinos: Castilla, León, Aragón y Navarra.

Seguimos nuestro camino matinal para visitar la glorieta de Bécquer que se levantó por iniciativa de los hermanos Álvarez Quintero en 1911, el monumento rodea a un gran árbol que es un ciprés de los pantanos o taxodio originario del Mississipi. Bécquer, poeta romántico, conocido por sus rimas y sus leyendas, murió a los 34 años en 1870, el árbol del monumento se plantó ese mismo año. El monumento lo forman, un pedestal de mármol con el busto de Bécquer, copiado de un retrato que pintó su hermano Valeriano, dos esculturas de bronce que representan al Amor herido y a un Cupido joven y tres figuras de mujer de mármol blanco sentadas en un banco, sus caras reflejan tres fases del amor: el amor que llega, la ilusión; el amor que se vive la pasión y el amor que pasó, el desengaño. El amor que pasa, como en su rima “Los invisibles átomos del aire”



Rima X



Los invisibles átomos del aire

en derredor palpitan y se inflaman,

el cielo se deshace en rayos de oro,

la tierra se estremece alborozada.



Oigo flotando en olas de armonías,

rumor de besos y batir de alas;

mis párpados se cierran... ?¿Qué sucede?

¿Dime?

¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!



Nos despedimos del parque y su poesía y nos metimos en el carril bici, desde ese momento había que estar más atento al tráfico y de uno en uno, ya que llevábamos un rato bueno a nuestra bola tranquilamente con las bicis.  Lo primero que fuimos a ver fue la Universidad, antigua fábrica de tabacos, actual facultad de Filología y Geografía e Historia. Sergio nos hablo de la historia del edificio y salió a relucir Carmen la cigarrera presumiendo por la calle.



Lo siguiente que tocaba era ver la fachada del Palacio de San Telmo, antigua Universidad de Mareantes, Colegio de la Marina dónde ingresó Bécquer en 1846, palacio de los duques de Montpesier en 1849, seminario en 1901 y actual sede oficial de la presidencia de la Junta de Andalucía. Pasaron unos japoneses y se hartaron de hacernos fotos.



Cruzando la puerta de Jerez y por la Avenida de la Constitución llegamos hasta la plaza del Triunfo, eras las once y la gente tenía ya hambre, así que descansamos un poquito de los cascos, aparcamos las bicis, ¡qué bonitas quedaban las 19 bicis todas juntitas! y nos fuimos a tomar algo a un restaurante que tenía una M grande amarilla en la puerta.



A eso de las doce menos veinte nos metimos en el barrio de Santa Cruz, antigua judería, pasamos por la plaza de Doña Elvira rodeados de turistas y mesas de restaurantes, en aquella plaza vivió según la leyenda aquí estaba la casa de Don Gonzalo de Ulloa, padre de la Doña Elvira. De allí salen dos calles, una de ellas se llama calle Vida  y la otra calle de la Susona (antes calle muerte) y todos estuvimos escuchando atentamente la historia de la desgraciada Susona que era una hermosa judía hija de Diego Susón y que estaba enamorada de un cristiano muy principal con el que  se veía a escondidas de su padre ya que, cuando éste se acostaba, ella todas las noches salía y se veía él, pero una noche, cuando se disponía a salir, oyó conversaciones de su padre con otros judíos y supo que estaban preparando un levantamiento y que, entre otras cosas, pensaban matar a su novio. Ella tenía ante sí un grave dilema, si avisaba a su novio su padre sería acusado de traición y ajusticiado, pero si no le contaba nada, su amante moriría en el levantamiento; la bella Susona se lo acabó contando todo a su amante y como consecuencia su padre fue ahorcado en Tablada y su amante, para más desgracia, la abandonó pues le dijo que si ella había sido capaz de traicionar a su padre, igualmente algún día podría traicionarle a él. Susona, arrepentida y desdichada, se convirtió al cristianismo y se ocultó en un convento y cuando murió y abrieron su testamento encontraron una cláusula que decía: “Y para que sirva de ejemplo a las jóvenes y en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto, separen mi cabeza de mi cuerpo, y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás.” y la cabeza de Susona fue puesta sobre la puerta de su casa y la calavera permaneció allí por lo menos desde finales del siglo XV hasta mediados del XVII por esa razón su calle se llamó calle de la Muerte y se le cambió el nombre en el siglo XIX por el de calle Susona que es como se llama ahora.



Volvimos a coger las bicis y Mauricio nos hizo una foto cerca de la catedral, de allí nos fuimos al río y lo primero que vimos fue la Torre del Oro llamada así porque sus azulejos amarillos brillaban como el oro, construida como defensa, ahora es Museo Naval. Nos aprovisionamos de agua y nos fuimos a darle a los pedales por la orilla del río, pasamos por debajo del puente de Triana,  diseñado por ingenieros franceses y que sustituyó al puente de barcas que había antiguamente. A partir de ese momento si que teníamos  que ir ligeritos pues debíamos coger el autobús de las dos, así que llegamos hasta el jardín americano de la expo 92 dándole que te pego a los pedales y pasamos por una pasarela de madera a unos metros metidos de la orilla, daba la sensación de que íbamos por el medio del río.



De nuevo de vuelta al parque a eso de la una y media, después de tanta bici el personal tenía ya calor y ganas de meterse en el autobús con el aire acondicionado. Nos despedimos de Sergio y de Mauricio y terminamos nuestra excursión. Fue una buena mañana de viernes por el carril bici de Sevilla.



Alumnos de 1º de Bachillerato de Ciencias y Tecnología




Esperando las bicis




Sergio nos explica las normas



Probando las bicis




En la plaza de América, al fondo el museo de artes y costumbres populares



En la plaza de España



Al maestro le tocó un casco rojo.


Volverán las oscuras golondrinas 
en tu balcón sus nidos a colgar


Va Carmen la Cigarrera presumiendo por la calle


Desayuna típico andaluz en Mc Donald




Susana, escucha,... nada  que hemos venido a ver tu casa.


Susona perdió la cabeza por amor


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