RECUERDOS DE UN PREGONERO
Hoy recuerdo con nostalgia aquella noche del 20 de marzo, cuando en la Capilla del Colegio Salesiano de Carmona pregoné humildemente la Semana Santa. Estaba tranquilo, por todo lo que había ensayado; y casi podía recitarlo de memoria; pero todo cambió, cuando tuve que dirigirme al atril.
Emocionado, por la presentación de mi amigo Fernando, subí la mirada y vi la capilla abarrotada. Familias, compañeros, conocidos, cofrades y amigos todos, me acompañaron ese día y pude empezar mi pregón diciendo “Aquí comienza mi estación de penitencia”.
Por las caras, aplausos y comentarios, noté que mi pregón había llegado al sentir de los allí presentes. Un pregón personal, sencillo y salido del corazón; corto pero intenso; con algunos fragmentos emotivos que me hicieron ver alguna lágrima entre los asistentes. Entre sus fragmentos se pueden destacar:
A mi amigo y compañero de las trabajaderas de Ntra. Sr. de la Coronación, Pablo Sheahan:
Solo quiero decirte que sigas caminando,
de frente y sereno,
que el peso que tú soportas,
se irá contigo hasta el cielo,
allí donde el sol se adorna, con tu sudor,
¡Costalero!
A una familia, a la cual le tengo mucho aprecio, empezando por su padre, Ángel Lara,
después el mayor de los hermanos, y por último al más pequeño, con el que he pasado mucho tiempo de mi infancia, y posteriormente hemos seguido juntos, en este mundillo de la Semana Santa. Por ello, desde este atril, le quiero mandar un gran abrazo y que sepáis, que este que está aquí siempre os llevará dentro de su corazón.
Y uno de los momentos más emotivos del pregón, donde se emocionaron muchas personas presentes, como yo, fue cuando mencioné a un amigo que falleció hace poco, diciéndole estas palabras:
Quiero que sepas que este pregón, los costaleros Virgen de la Aurora,
te lo llevarán al cielo, y sólo decirte que este pregón va por ti,
amigo Botica.
Dejando a un lado estos sentimientos sinceros, para mí este pregón de la Semana Santa de Carmona, ha sido una muestra de cómo la vivo yo, desde el martillo y las trabajadoras.
Y finalizo como terminé mi pregón:
Y ya llegó el final, diciendo las palabras que mientras viva diré delante de mi Virgen de la Aurora: ¡La quiero ver al cielo!, ¡vamos a verla, to por igual valientes! ¡A esta es!.
Antonio Carlos Nimo Lorenzo
2º Bachillerato Sociales
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