El pasado día 21 de marzo organizamos una actividad extraescolar los departamentos de Tecnología y Filosofía.
El menú degustación consistía en: Visita a la factoría embotelladora de Coca-cola y otros refrescos (Rendelsur) y visita a la ciudad de Alcalá de Guadaíra (Museo y ciudad).
El que se dedique a esto de la Educación debe reconocer que el alumnado nunca deja de sorprender. Es como el Betis, un imponderable. Lo mismo le gana ala Barcelona, que pierde con el Palamós. Es indómito.
En la Coca-cola todo bien. Muy amables, pero todo excesivamente calibrado. Sensación: Vas, estás, te dicen las múltiples propiedades del producto y de su política de promoción de las cosas que le gustan a la juventud; pero al final te vienes diciendo: ¿Qué lleva una Coca-Cola dentro? Better next time.
Total, una hora de visita dónde aparte de comprobar que la industralización requiere muchas máquinas y poco currante; lo más sorprendente fue un cuadro ilustrativo con los modelos de las piezas de las botellas de plástico que se realizan por el procedimiento del soplado (Más información en el tema 1 del libro de Tecnología de tercero). Teruel existe, pues.
con todo esto, y en un ratito nos encajamos en Alcalá. Bajada del autobús y momento de asueto para los alumnos/as en el parque al lado del Museo de la Ciudad.
A la media hora, visita al Museo de la Ciudad. Muy interesante. Sobre todo la sala permanente y las explicaciones sobre fósiles, que por lo visto en el albero de los Alcores hay bastantes. Y no me refiero a los compañeros que todavía no evalúan por CCBB. Hablaba del fósil de la ballena.
Al final, entre pitos y flautas, no dió lugar de visitar las riberas del Guagaíra y sus molinos harineros. Better next time.
Lo mejor de la excursión para el alumnado no fue la planta embotelladora, ni los regalos de la Coca-cola, ni los refrescos que se tomaron allí y ni siquiera, el fósil de la ballena.
Los columpios del parque. Conclusión: El Plan E sirvió para algo. O casi.
Miguel Bohórquez
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